Ser de una localidad
llamada Colinas Santa Barbara es sinónimo de gente luchadora, que trabaja muy
bien el campo, que jugo trompo y enchute cuando niño y si hablamos por el lado
femenino las mujeres de este sector del país destacan por su particular belleza,
fiel reflejo de la herencia que dejaron los conquistadores españoles.
Precisamente de este
sitio es Marvin Paz, quien en busca de un mejor futuro emigro a San Pedro Sula en
los años de su juventud, dispuesto a trabajar de lo que se presentara.
Eso le funciono mientras
era fuerte y joven, pero malas relaciones de amistad lo llevarían al fracaso. Esclavo
del vicio del alcohol perdió su trabajo, familia, hogar en resumen lo perdió
todo; fue en ese punto, cuando Marvin recordó que el en su infancia tenia
habilidad para recoger pedazos de madera sobrantes y unirlos en bonitas
estructuras.
Así que dispuesto a
revivir ese talento, salió por las calles de San Pedro Sula pidiendo en los
talleres de madera y aserraderos lo que ellos llamaban basura, pero que para el
significaba una luz al final del túnel.
Iniciar no fue nada fácil,
la primera casita de madera le llevo 15 días poderla culminar y eso no
significaba que fuese la mejor posible; pero se había marcado un inicio.
En la actualidad Marvin
fabrica de tres a cuatro casitas diarias las cuales vende en 300 hasta 600
lempiras según la dificultad que le lleve; con esto el sobrevive y ha comenzado
a soñar con estructuras más grandes y porque no según el diseñar las mejores
maquetas para los ingenieros de la cuidad.